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Centro Educativo Rural Ciro Mendia
El niño tranquilo
He encontrado una nueva historia sobre la fe que creo que merece la pena que compartamos juntos. Dice así:
Cuentan que un hombre subió a un avión para viajar a Nueva York. padecía de ansiedad y le daba mucho miedo volar. Tomó varias pastillas relajantes y procuró descansar un poco. En esto un niño de unos 10 años entró buscando su asiento y se sentó justo a su lado. El niño era muy educado, lo saludó y se puso a colorear en su libro de pintar. El niño no presentó rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fue nada tranquilo, hubo varias tormentas y mucha turbulencia. En un momento dado hubo una sacudida muy fuerte en el avión, y aunque todos los pasajeros estaban muy nerviosos, el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento. ¿Cómo lo hacia?, ¿Porqué su calma? Se preguntaba aquel hombre.
Ya al final del vuelo, intrigado, le preguntó: "Niño: ¿no has tenido miedo?". "No señor" - contestó el niño - y mirando su libro de pintar le dijo: "Mi padre es el piloto".
Esta historia me recuerda al Salmo 130, uno de los más cortos pero sin duda de los más bellos de la Biblia:
"Señor, mi corazon no es ambicioso
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad
sino que acallo y modero mis deseos
como un niño en brazos de su madre".
Hay tiempos en nuestra vida que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos dónde agarrarnos, y no nos sentimos seguros. En esos momentos hay que recordar que nuestro Padre-Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra.
Esa es la fe, la que nos alienta y nos da confianza en los momentos difíciles. Démosle gracias a Dios por la fe que nos ha regalado y pidámosle que nos la conserve y se la dé a aquellos que pasan por momentos de prueba
Reflexión
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